En la travesía de la vida, en los largos o cortos caminos recorridos, no es muy común encontrarse con personas extraordinarias, seres fuera de este mundo condicionado, seres que aparecieran estar viviendo en otro espacio y en otro tiempo, el libro de Cruz Quinal estaremos en contacto con un hombre del oriente del país que revolucionó formas de hacer y diseñar instrumentos, su música y su espíritu. El país, el mundo, le deben a Cruz Quinal la invención de más de veinte tipos de instrumentos, el bandolín Morocho con sus dieciséis cuerdas, dos brazos y veintiocho trastes. Pero este hecho solo será la síntesis de lo que hay detrás del fabricante, del músico, del hijo, del padre, del hermano y fundamentalmente, del amigo. Benito Yrady narra con un sutil y aplomada forma una parte de la vida de Cruz Quinal, y su voz se entremezcla con los testimonios de quienes fueron parte de la vida de Cruz, desembocando en una narración en donde se percibe una armonía literaria entre las líneas de Iradi y el verbo puro y sincero de Cruz Quinal; Un ser humano que no pertenece al pasado sino que pertenece al futuro.